La carencia de infraestructura sanitaria y de salud en Tupátaro no es obstáculo para la atención del proceso embarazo-parto, las embarazadas acuden a los servicios públicos o privados más cercanos.
La misma situación de pueblo migrante otorga un carácter peculiar al proceso concepción-embarazo-parto. La ausencia del padre en casi todo el proceso es notoria, la futura madre depende en buena medida de la familia del esposo, donde “queda a cargo”. El nacimiento es un asunto de familias y no de parejas, además de centrado en la figura femenina. Los trabajos de la reproducción sociocultural son fundamentalmente femeninos, aunque entre algunos migrantes empiezan a observarse comportamientos de participación en la atención de infantes.
El proceso de educación consiste en la transmisión de roles y posiciones dentro del núcleo familiar de acuerdo con su género y edad.
La figura del padrino de bautizo es muy importante en la vida del tupatarense en tanto son considerados como segundos padres o papás segundos. El compromiso no se contrae simplemente con el ahijado y los compadres, sino que es libremente asumido por el padrino y se formaliza ante Dios.
La primera comunión se realiza cuando los niños se encuentran entre los 8 y 11 años. La mayor parte de ellas ocurren en carnaval y en las fiestas de Santo Santiago; en esta fecha emerge el padrinazgo de manera similar al del bautizo, aunque las obligaciones y la responsabilidad del padrino de primera comunión para con el ahijado es muy reducida.
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