martes, 6 de enero de 2009

MORIR EN TUPÁTARO Y EN EL EXTRANJERO

Cuando las personas fallecen se utiliza un código para enterar al pueblo acerca del sexo del difunto mediante campanadas: tres en caso de que sea un hombre y dos si es mujer. El cuerpo del difunto, debidamente amortajado con atuendos que evocan a San José o a la Virgen María,se vela en casa o en la de algún familiar, se inician los rosarios. Como agradecimiento, los dolientes ofrecen pan, café, mole y atole a los asistentes y donantes.

El amortajamiento del difunto es llevado a cabo de acuerdo a una relación, que es tarea y es asignada de acuerdo a las siguientes pautas: cuando mueren entre los 0 y 7 años, se les llama "angelitos" y son amortajados por los padrinos de bautizo del infante. Cuando fallece en un rango que inicia a los 8 años y termina cuando el ahijado adquiere el status de esposo o esposa, son los padrinos de confirmación quienes amortajan. En el caso de morir en la edad adulta, la mortaja la realizan los familiares del  fallecido.

Luego del velorio, al siguiente día, el difunto es trasladado a la iglesia para una misa de cuerpo presente, a cuyo término se realiza una procesión desde la iglesia hasta el panteón.

Cuando fallece un infante o un adolescente y los padres no se encuentran en el pueblo, la obligación del velorio y el sepelio del difunto son del padrino de bautizo.

El primero de noviembre se visita en el panteón a los "ángeles" difuntos, es decir, a los niños y adolescentes que fallecieron y el siguiente día a los adultos fenecidos; en ambos casos se les lleva una corona y flores, se platica con ellos mientras se limpia la tumba y en su honor y por su descanso se les reza un rosario, mientras que en la casa se les pone una ofrenda.

Cuando un tupatarense fallece en el extranjero, sus familiares y conocidos se encargan de enviar el cuerpo para que sea sepultado en Tupátaro. Una vez recibido el cuerpo, (si el tiempo transcurrido lo permite), se lleva a cabo la velación y al día siguiente se realiza el sepelio, antecedido por una misa de cuerpo presente.

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